Cuando jugamos a barcos, si decimos A2 o D5, lo más probable es que nos respondan agua. Como si decimos H2O, que también es agua. A partir de hoy, decir axioma querrá decir AIRE. Me gustaría creer en Maquiavelo cuando dice que el hombre y la mujer son amos de sí mismos, con pleno derecho para diseñar nuestro futuro. Pero la cuestión del azar se me vuelve a presentar una y otra vez. ¿Qué habría sido de nosotros si aquel día, en lugar de ir a tal restaurante hubiese ido a otro, y ahora durmiese otra persona en mis sueños? ¿Qué habría pasado si aquel día, en lugar de hacer la última copa, me hubiese ido a dormir pronto? Pues que tal vez no habría conocido al amigo que me acompaña cada día. ¿Y si nuestros padres, en lugar de acostarse aquella noche, hubiesen optado por ir al cine, a ver a Marlon Brando?
Cuando salga a la calle, me podré hacer amigo íntimo de la primera persona que vea tirar la basura en los contenedores de reciclaje, o me podrá atropellar una bicicleta al estilo Gaudí. Me siento una marioneta movida por un dios frívolo. Tal vez seamos bolitas de una ruleta, que no saben en qué número pararse. Tal vez la vida sea un juego de dados caprichosos.
2 comentarios:
per suposat que el futur no està escrit, ni tarot, ni boles de cristall, ni pòsits al cafè, ni bruixes ni endivines, la nostra vida la escrivim naltros amb les nostres tries i les nostres decissions, tot és en mans de l'atzar i de naltros mateixos, les coses bones com les dolentes, i no cal martiritzar-nos pensant en el què hagués passat si... encara que pot ser un bon joc per passar el temps
Com ja deia en Kundera a la seua immillorable insuportable lleugeresa...
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