Ayer me pasé el día durmiendo. Estuve toda la nochevieja detrás de la barra, hasta las 6 de la mañana (sirviendo wiski con cola y vodka rojo con limón, entre otros). Lo de los churros fue un invento algo raro, pero valió la pena. Para ser la primera nochevieja que vivoo como camarero, fue divertido, aunque hubiese que aguantar al borracho de turno (llámese alcalde).
Hacia el final de la noche, principio de la mañana, me acordé de Guillermo de Ockham, filósofo medieval. En concreto de su principio de parsimonia: Entia non sunt multiplicanda praeter necessitatem. No hay por qué suponer la existencia de más cosas de las necesarias. Lo pensé por la belleza dormida que hay muchas cosas y personas. y decidí abrirme a lo que me aporta el mundo, en la medida que mis necesidades lo demanden.
1 comentario:
Bueno, los churros estaban un poco crudos, pero el chocolate estaba muy bueno! jejeje
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