jueves, 10 de septiembre de 2009

Transgredir los límites

Después de asumir que hay millones de límites en las otras personas, y que algunos de esos límites se me transforman en preguntas que no puedo responder, empiezo a sentirme mejor. Bueno, en realidad me tengo que conformar con esos vacíos. También ayudó que estos días he estado trabajando mañana y tarde en el cole y no tenía mucho tiempo para pensar en mis cosas. No os imagináis la cantidad de gente que se ha estado moviendo estos días para dejar el cole a punto (y aún así nos falta muchísimo).

Esta tarde pensaba en los tráficos de la vida. (realmente no sé si tráfico es la palabra exacta). A veces tengo la sensación de permanecer inmóvil, como con el tiempo dormido entre las manos, mientras voy actuando para un público dispar. Siento que, a menudo, no comparto la confortabilidad de mi vida, reduciendo al mínimo los costes. Es como si me crecieran algas (no alas) en la sangre, creando un espacio inmenso de silencios. Se desdibujan referencias, recuerdos y sueños. Y el deseo incumplido pugna en cada latido, en cada gesto. Sé que para afirmar los límites es necesario transgredirlos. Lo que no sé es cómo los voy a traspasar.
Para que veáis que no estoy tan extraño, os dejo con una serie de internet que descubrí hace unos días, y que me encanta. Me río muchísimo con estos señores!

2 comentarios:

Lacuerda dijo...

peoncita, ahora que entiendo lo que escribres, te digo lo de siempre: suelta el lastre. Sé que es complicado... pero no imposible.
Otra cosa. No sé muy bien que pintan esos dos viejos frotándose con las esponjas, con lo que sientes. Ya me lo explicarás. Aunque tiene mucho que ver con tus saltos.

Cenicienta dijo...

és difícil pair la sensació de ser un espectador d'aquest món que no ens agrada, jo només et puc dir que tenim sort d'estimar gent que ens comprén
abraçades abraçades abraçades, milions d'abraçades, ja saps, ens ajuden a omplir els buits de la nostra sang
com diu el meu petit FUERSAAAA!!!!