Anoche estuve releyendo Los placeres prohibidos (1931), poemario de Luis Cernuda. Junto con el poemario Donde habite el olvido, es uno de mis favoritos. Es uno de esos poetas me que han calado hondo, y han influenciado en mi poesía. De vez en cuando, viene bien asomarse a sus versos y recorrer sus vastos jardines, sus nieblas llenas de recuerdos y de ausencias. Nació el 21 de septiembre de 1902 en Sevilla. Murió inesperadamente en México una mañana de noviembre de 1963. Cernuda fue un hombre tímido, hipersensible, pero también (y tal vez a causa del exilio, ya que era comunista) amargado, desilusionado y que vivía solo.
Creo que todo aquel que se diga poeta hoy en día, debe leer a Cernuda. Bueno, a Cernuda y toda una generación de poetas contemporáneos como Vicente Aleixandre, Pedro Salinas, Miguel Hernández... (Me ponga a hacer una lista y me doy cuenta de que no acabaría nunca) En definitiva, para escribir, antes hay que haber leído y analizado mucho.
A lo que iba, anoche releí Los placeres prohibidos, dónde el poeta expone y defiende su inclinación amorosa. Lo que más me gusta de este poemario son las imágenes que tiene, capaces de herir a la sociedad tradicionalista y conservadora de entonces. El amor cernudiano aparece cargado de erotismo (como en mis obras teatrales, vaya). Cernuda ansía poseer el objeto amado y, sin embargo, lo mantiene a distancia, haciendo de sus poemas una contemplación sensual, llena de melancolía, amargura y desengaño.
Si el hombre pudiera decir lo que ama,
Si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
Como una nube en la luz;
Si como muros que se derrumban,
Para saludar la verdad erguida en medio,
Pudiera derrumbar su cuerpo, dejando sólo la verdad de su amor,
La verdad de sí mismo,
Que no se llama gloria, fortuna o ambición,
Sino amor o deseo,
Yo sería aquel que imaginaba,;
Aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
Proclama ante los hombres u verdad ignorada,
La verdad de su amor verdadero.
Creo que todo aquel que se diga poeta hoy en día, debe leer a Cernuda. Bueno, a Cernuda y toda una generación de poetas contemporáneos como Vicente Aleixandre, Pedro Salinas, Miguel Hernández... (Me ponga a hacer una lista y me doy cuenta de que no acabaría nunca) En definitiva, para escribir, antes hay que haber leído y analizado mucho.
A lo que iba, anoche releí Los placeres prohibidos, dónde el poeta expone y defiende su inclinación amorosa. Lo que más me gusta de este poemario son las imágenes que tiene, capaces de herir a la sociedad tradicionalista y conservadora de entonces. El amor cernudiano aparece cargado de erotismo (como en mis obras teatrales, vaya). Cernuda ansía poseer el objeto amado y, sin embargo, lo mantiene a distancia, haciendo de sus poemas una contemplación sensual, llena de melancolía, amargura y desengaño.
Si el hombre pudiera decir lo que ama,
Si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
Como una nube en la luz;
Si como muros que se derrumban,
Para saludar la verdad erguida en medio,
Pudiera derrumbar su cuerpo, dejando sólo la verdad de su amor,
La verdad de sí mismo,
Que no se llama gloria, fortuna o ambición,
Sino amor o deseo,
Yo sería aquel que imaginaba,;
Aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
Proclama ante los hombres u verdad ignorada,
La verdad de su amor verdadero.
(Si el hombre pudiera decir, Los placeres prohibidos, Cernuda 1931)
2 comentarios:
Me encanta que os recomiendes libros. Lo buscaré y te diré cosas. CArmen.
Sabiendo que eres fan de Cernuda, me explico mejor cómo es tu carácter. Eres genial. Gracias por abrirte a nosotros.
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