Deriva temporal

Me visto de existencialismo. Un día nos llega la certeza de que no hay salvación posible. Estamos condenados a ser Historia (Entendida como crisis, evolución, regresión y revolución). No podemos huir de ella. Al contrario, nunca llegamos a abandonarla. La necesitamos. Nos acompañará con sus asfixias vitales. Todo continúa. Nunca se detiene para nosotros. Vivimos dentro de un desastre, llamado presente, con reducciones a un pasado e implicaciones de futuro. A veces, tenemos que renunciar a las últimas esperanzas. Todo continúa. Todo comienza. El desorden presente nos enlaza con la Historia. Lo vivimos todo a la vez. La incertidumbre nos llega por el hecho de no saber qué será finalmente decisivo en nuestras vidas. Somos rupturas y transformaciones radicales que viajan a la deriva. Es la progresión de la incertidumbre. Por suerte, sabemos que en la vida no hay progresión sin regresión. Decía Edgar Morin, que "la evolución no es ni mecánica ni lineal". Toda predicción de futuro es absurda. Somos multidimensionales, un círculo en movimiento perpetuo.

Esta semana me encontré con Susana (la sacralidad). Está mucho más delgada. Pero sigue siendo la misma. Las acciones derivan, se han desviado, han invertido su sentido, provocando reacciones y contraacciones que sumergen a las primeras. y como un bumerang, el golpe recae sobre el "lanzador" con efecto perverso. Me llamó la atención la falta de palabras, la regresión lingüística. Brotaba de manera marginal. No somos efervescencia ni avanzamos de manera frontal o regular.

Debo cambiar de vía. necesito un nuevo principio. Heidegger está gritando "El origen no está detrás de nosotros, está delante". (La imagen es de CHema MAdoz, un fotógrafo en blanco y negro que me gusta por la reflexión que comportan sus imágenes.)