sábado, 3 de octubre de 2009

MIEDOS Y TABÚ

Estos días he estado leyendo sobre Moritz Schreber, médico alemán que impulsó uno de los sistemas pedagógicos más rígidos que se conocen. Sus teorías, basadas en la enseñanza de la jerarquía y la imposición de normas estrictas desde temprana edad, se hicieron famosas a partir del libro que escribió uno de sus hijos (“Memorias de un enfermo nervioso”) y de la adopción de sus postulados por parte de los nazis.

“Al niño ni siquiera se le debe ocurrir nunca que su voluntad pudiera ser controlada, sino que hay que implantar en él un habito de subordinar su voluntad a la voluntad de sus padres o maestros.” Este señor descubrío que había algo "mejor" que el castigo físico a la hora de controlar a los hijos. Se trataba de inculcar el sentimiento de culpa y el hábito de la pasividad. De otra manera, institucionalizó la creación de tabúes.

En principio, el tabú existe por una razón adaptativa: en todas las culturas hay temas que se evitan porque la sociedad no tiene estrategias para enfrentarse a ellos. Ante esa indefensión, se generan estrategias del tipo de “de-esto-es-mejor-no-hablar”Una de las funciones de la familia es enseñar a los niños las pautas de la cultura en la que ha nacido. Nos enseña las normas en un ambiente emocionalmente acogedor. El problema viene cuando usando nuestro poder transmitimos nuestros caprichos, miedos y frustraciones, corriendo el riesgo de que los niños acaben aprendiendo tabúes que sólo existen para nosotros y luchando contra fantasmas. La introducción de nuestros miedos, siempre ha venido por parte de quién nos debería haber ayudado a superarlos. Pensad en vuestros mitos de infancia y aquello que os contaron.

Mi gran miedo son los vampiros, en concreto drácula. Está motivado por la persona de un panadero (je je je) y la literatura que envuelve al personaje. Otros pueden pensar en el "sacamantecas", el "hombre-lobo" o los fantasmas de las casas. Todo son mitos de nuestra sociedad, que se nos han transmitido en numerosas ocasiones como método de control. No podemos decirle a un infante que si no se duerme vendrá el "coco", como dice la canción, porque asociará el estado de sueño a un estado de indefensión. Por esa razón, puede que llore si nos alejamos, que pida dormir con nosotros o que tenga pesadillas y su sueño no sea reparador.

El abuso de autoridad no debe acabar sirviendo para desahogar las frustaciones. Los resultados son desastrosos. Sólo hay que echar un vistazo a la familia de Schreber. El hijo mayor enloqueció y se suicidó. otro de ellos se convirtió en juez y murió en un psiquiátrico. Es algo que también ha usado la iglesia para controlar a las personas: el temor a un infierno, el temor hacia un Dios misericordioso (contradicción enorme, de la que ya he hablado en más de una ocasión). Así bien, es correcto hablar de aquellas cosas que socialmente son correctas o no para una adaptación social, pero no abusar de esta droga llamada poder, para tener al menor controlado.


Las imagenes son de Joshua Hoffine, autor que retrata los miedos infantiles. Seguro que encontráis los vuestros representados.

3 comentarios:

Dorothy dijo...

Miedos y tabús, tan necesarios a veces como prescindibles otras muchas. Yo tengo un miedo atroz a dos cosas: a la gente y, precisamente, a tener miedo. Y los vampiros, desde pequeña he sentido fascinación por ellos, no sé por qué.

Cenicienta dijo...

M'estim més educar el meu fill en la seguretat, no en la por. Però és molt difícil convèncer un nen que a la obscuritat de la seua habitació no hi ha cap monstre.
Tabú, jo no parlo mai de sexe, per exemple, i em fan por els vampirs i l'home llop, estarà lligat el meu tabú amb les meues pors? És curiòs que per general les pors van lligades a la fantasia, no existeixen, ho sabem, però encara així seguim tenint por.

Anónimo dijo...

Por a aquests tipus de personatges és el que hauríem de tenir. Un pediatra li va dir a una amiga meua que tenia que deixar plorar la nena (d'un anyet!) fins que s'adormís, que ell ho havia fet amb els seus nens deixant-los fins i tot vomitar! Qualsevol no s'adorm! Quan jo era petitat un senyor li deia a ma mare que tancaven la seua filla a l'habitació obscura i no hi anaven per molt que plorés, que així aprenia disciplina i s'adormia sola. La nena, aproximadament quaranta anys després, segueix sense trobar equilibri emocional a la seua vida i ara, per molt que ho intentin, ja no poden consolar-la. Barbaritats.