Día a día me voy habituando a mis límites. Siempre me digo que podría haber estado mejor en el día, aunque también peor. Anoche hablé con Noemí, el abismal agujero que me ha dejado mi antiguo centro. Hablar con ella me produce un efecto de recapitulación y a la vez de melancolía. (Intento escribir desde la perspectiva, reconstruir desde el objetivismo.) Pienso, por ejemplo, debería buscar un día para encontrarnos y hablar, nos convendría. Noemí me acompañó en mis primeros “desmadres” educativos como docente. Abrimos un camino codicioso y trasgresor, con infatigable lucha y risas contagiosas. (Como digo en el principio, debo habituarme a mis límites y dejar de usar tantos adjetivos.) Sin duda, la echo de menos en mi día a día.
Escuchad el metal de mi voz.
Asumid el impudor de la facticidad.
Con el deseo convertido en anónimo,
la identidad se vuelve convencional.
1 comentario:
Se fuerte. No temas a nadie ni a nada. Tu único enemigo eres tú mismo. Aleja el pesimismo y la tristeza. No estás solo ni eres débil. Huye de la modestia y la vanidad, la modestia sustrae fuerzas y la vanidad ciega.
PARACELSO.
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