martes, 16 de septiembre de 2008

PASARELAS. MÍRAME.

Cada día me queda más claro: a nuestra sociedad le encantan las exposiciones, se vuelve loca con muestras, pasarelas y escaparates. Así que he decidido dedicarme al noble arte de la exhibición. De hecho, creo que las relaciones entre individuos se parecen mucho a las tiendas con amplios y luminosos escaparates. Los humanos, como las tiendas, adornamos nuestro escaparate con lo mejor que tenemos, porque esperamos que la gente entre en nuestro negocio emocional. Si lo hacen, descubrirán el mostrador, las estanterías, los percheros... aquellos detalles que no solemos poner al alcance de todo el mundo, y a los que en alguna ocasión, se nos ha olvidado limpiar el polvo. Y si la confianza permite al visitante llegar hasta la trastienda, sólo nos queda esperar que le haya gustado mucho lo que vió antes y pueda pasar por alto el desorden de la habitación.

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