Estos últimos días he tenido varios encuentros casuales y causales con la sacralidad, ese abismo que me habita. Me dice que soy un bohemio despreocupado y se ríe, mientras mira mis zapatos de diferente color, o me besa en la mejilla mientras me pregunta que cuando sacaré un nuevo poemario, tal vez preguntándose si será ella el núcleo de ellos. Atrás han quedado otros deseos, la carrera desenfrenada, el conflicto de intereses, de ambiciones... la furia fanática exacerbada. Al menos, eso pensaba.
El avance por este camino, el acercamiento hacia la Sacralidad, se basa en mi rechazo por el realismo trivial. Veo una realidad repleta de posibilidades, dónde no puedo saber qué pasará, ni cómo escoger nuestras propias finalidades ni qué partido tomar. En mi camino coexisten el imaginario, lo mitológico, (evidentemente) lo afectivo, la compartimentación de las ciencias... y me pregunto: ¿Cómo hago para evacuar la sangre, la carne, las pasiones, el sufrimiento, los placeres? Esa es mi realidad. Tengo miedo a olvidar la sangre y la carne de la vida.
El camino hacia la sacralidad es una traducción. Es una recreación, una reconstrucción, que puede verse como refinada, pero que puede ser, en gran parte, errónea. Marx decía que la historia de la humanidad era la de los errores y las ilusiones de los humanos hacia ellos mismos y lo que hacían. Así pues, llamaré realismo a lo que vivo como tal, a lo que creo que lo es. Si quiero comprender la realidad de mi camino, necesito de la lucidez y de sus revoluciones éticas. Si hay lucidez, habrá comprensión.
Me siento el protagonista minoritario de este sendero. Aunque no tenga, aparentemente, perspectiva ni posibilidad ni salvación, la realidad no está fijada en una eternidad, no es un siempre. La realidad mantiene su misterio y su incertidumbre. No aceptaré la consumación del camino, hasta estar comiendo en la misma mesa.
3 comentarios:
El único camino que tienes para conocer la verdad es que te lances, si no nunca saldrás de dudas, por otro lado también creo que si no lo has hecho ya, es porque no es para tí, y creo que sobre este tema no es la primera vez que te digo esto... además ya sabes que no la conozco, suerte!
Tienes un proceso emocional muy complicado. Tienes la manía de convertirlo todo en una teoría filosófica o cuántica. Deja de pensar y siente. Hace unos días, decías que los errores son educativos. Aplícate el cuento. Cómo dijiste una vez, el tiempo ocurre mientras estás en él. Intenta ser consciente de tu estado y deja la política para otros estados mayores.
¿peoncita qué beneficio sacas de tu indecisión? besos
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