domingo, 30 de mayo de 2010

CONVERSA NOCTURNA 11

ELLA: Per què no t’aixeques mai per preparar-me l’esmorzar? Les parelles ho fan.

ELL: Deixa’m dormir.

ELLA: Ja podries tenir un detall amb jo. Merda, només et demano un detall! Mai fas res per jo.

ELL: Alguns dies t’acompanyo a “Sa Murada”.

ELLA: Ets un porc.

ELL: Algunes vegades et porto un cafè del bar.

ELLA: Sí, clar, a un puto got de plàstic.

ELL: Si vols te’l duc a un got de vidre de bohèmia i l’escalfo al microones.

ELLA: Seria bo. La majoria de les vegades està més fred que la teva líbido.

ELL: la meva líbido encara compleix la seva funció, que és la de pixar.

ELLA: Doncs la propera vegada que vulgui “cantar”, et cerques una altra vocalista. (Pausa) Tinc fred.

ELL: Encén la calefacció.

ELLA: Alguna vegada m’agradaria que em diguessis coses boniques... coses romàntiques.

ELL: Si vols, et puc cantar “So Long Marianne” de Cohen.

ELLA: Seràs cabró.

ELL: Cadascú té els seus vicis.

ELLA: Vaig a fer-me un cafè. Si pots aixecar-te, estaré a la cuina.

ELL: (canta) Now so long, Marianne, it's time that we began
to laugh and cry and cry and laugh about it all again.

sábado, 29 de mayo de 2010

PERSONAS HIGUERA

De pequeño me gustaba jugar a la sombra de las higueras. (Ya desde una edad temprana he huido del sol). Había una cerca de casa, en el camino que unía Casas Baratas con Can Misses. Era majestuosa, con sus puntales de sabina y sus ramas bastas. Sus hojas eran un fuego fatuo que me encandilaba y me llevaban a imaginar mis juegos. A medida que fui creciendo, me fui fijando en los agujeros de su tronco. Me encantaba llevar mi boca a ellos, como si de oídos se tratase, y le confesaba mis secretos. Pronto se convirtió en mi confidente. Allí podía dejar lo que me avergonzaba, lo que me pesaba. Luego cerraba el agujero con una piedra o con barro. Sabía que era un ejercicio de confidencialidad más potente que el que pudiese hacer con un cura en el confesionario, y más liberador. Ahogaba mis pérfidos y cenagosos impulsos. Le cantaba y no le mentía. Apoyaba la mejilla y notaba el retumbar de su sabia.

Cuando llegaba el verano, comía de sus higos, el fruto de mis palabras inflamadas. Me encantaba el ligero picor, el ardor, que me causaba en los labios la leche de los higos. Aquella higuera me ayudó a correr tras mi destino, recordando que tras la desnudez total y la muerte del invierno, siempre llegaba un calor primaveral que renovaba la sangre. Y llega en ocasiones tropezando o faltando la respiración, pero recordando que la vida tiene momentos excepcionales.

Hay momentos y personas que me recuerdan cuando estaba bajo la higuera. Tengo la suerte de haber encontrado personas-higuera en mi vida. Algunas están desde siempre, otras han entrado hace poco. Son personas que nos acogen en sus brazos, por toscos o rudos que nos parezcan, pero que dan calor y paz. Personas que escuchan sin esperar nada a cambio. Son las personas que me dan confianza y seguridad. Personas que sin pretenderlo me protegen y me amparan.



Gracias.

sábado, 22 de mayo de 2010

un té con Dostoievski

Dostoievski está sentado en mi cocina. Bebe a grandes sorbos un té. Yo preparo una macedonia. Corto fresas y las voy poniendo en el bol.

D. Chus, hay quien se obstina en hacer pasar la cotidianidad por anormalidad, en hacer creer que la irracionalidad es el camino recto, aunque les obligue a hacer giros extremos y ridículos. Pero ya hace mucho que se sabe que la tierra es redonda y gira alrededor del sol, no obstante siempre hay quien estaría dispuesto a negarlo si con ello pudiese negar la evidencia de su realidad.

C. Pero tú mismo dices que la vida es tozuda y siempre aparece, por mucho que la neguemos, por mucho que queramos verla desde la oscuridad de la caverna. No hay eufemismos que valgan.

D. Esa es la manera cómo nos relacionamos con la vida, exagerando el absurdo de nuestra existencia para luego devorarla y quererla con una brutal intensidad. Pero eso es porque vengo de una cultura sin refinar, sin ironías.

C. Por eso el engaño nos lleva a la muerte.

D. No, no es el engaño lo que nos aniquila. Es la poca determinación de nuestras decisiones. Es tu incapacidad de cerrar etapas y avanzar con las nuevas condiciones. Cada vez que tomamos una nueva dirección es como si la vida quedase suspendida y por eso, Chuscartes, nos cuesta mirar hacia el frente y mantenernos firmes en la disposición tomada.

C. ¿Eso es debilidad de aprovechar el nuevo trayecto?

D. Es lo que os pasa a los románticos más trágicos. Ponéis el alma en un solo gesto, pero al no darle continuidad, el gesto no tiene sentido y se hace incomprensible. Caminar es fácil, forma parte del acto involuntario, pero ser consecuente con la decisión, ser fuerte en la duda, necesita de una entereza titánica.

C. LO que me sucede es que veo la parte de verdad que hay a cada lado, en cada desdoblamiento del camino. Me veo siendo el hombre que podría ser en cada casa y en cada circunstancia. Y lo que me duele no es perder la mano de la otra persona en la realidad, sino perderla en el campo de las posibilidades. No aguanto perder posibilidades. Necesito ver la luz que se filtra en cada puerta entreabierta.

D. Pues para eso hay que lanzarse y hablar. La biología nos lleva a hacer algún tipo de danza antes de meternos en la cama con alguien.

C. Y la cultura nos marca la manera cómo lo debemos hacer.

D. Ese es un ejercicio inútil. ¿Por qué sigues ocultando tus pulsiones? La seducción es una forma excéntrica de danzar, de abordar la realidad hablando de otros temas. Es como si quisieras organizar un viaje a Moscú con la otra persona, pero a la hora de planificarlo únicamente habláis de Praga. Aparca tu vocación de misionero, tu vanidad, y aparcarás la angustia. Arranca y mira hacia el frente. No rompas el hilo que da continuidad a tu “yo”.

lunes, 17 de mayo de 2010

La vida es contradictoria. Queremos avanzar profesionalmente, pero eso nos quita tiempo de avanzar en la vida personal. Queremos estar tranquilos y nos llenamos de obligaciones. Queremos paz, pero luchamos contra la injusticia. En definitiva, queremos vivir con más conciencia y libertad y no acabamos de encontrar la manera de hacerlo. Hemos convertido nuestra existencia en el proyecto de llegar a ser alguien" y nos hemos olvidado del sujeto que somos, pero no hace falta llegar a ser nada: porque ya somos. Vivir a caballo entre "el que somos" y el que "habríamos de llegar a ser" es el que comporta padecimiento, lucha y sacrificio. La investigación sobre qué somos nos traerá la evidencia que somos inteligencia, amor y energía: capacidad de ver, capacidad de estimar y capacidad de hacer.



Cada día hemos de hacer el ejercicio de observarnos, con intereses, para encontrar aquello que nos pasa desapercibido. Debemos dejar de vivir en el mundo mental, para vivir el momento presente, lo que sucede en el aquí y el ahora, sin ampararnos en el pasado o proyectarnos en el futuro. La vida puede vivirse con total plenitud más allá del bienestar habitual", una plenitud que se basa en el hecho de ser quién ya somos y experimentarlo vivencialmente, con todos y cada uno de los momentos diarios.



Antonio BlaY dice: "Yo soy yo, allí donde soy inteligencia, voluntad y amor. Y esto que soy, lo soy como un punto focal de alguna cosa más grande".

domingo, 16 de mayo de 2010

Un maldito poema

No se trata sólo de una herida que supure deseo, carnal e intangible, carnal e inmarcesible. Podrán lamerla irreverentemente las palabras y las efusiones literarias, pero no la disoldrán. Despliego el espíritu sobre la hendidura pronunciando el nombre de la flor. Debería omitir el placer solitario que inventa los rasgos del amor, mientras duermo al raso. Maldito poema repleto de fracasos, que mi cuerpo arrastra en la brumosa vida diaria.

sábado, 15 de mayo de 2010

cojones duros

Estos días siento un poema de Carlos Marzal, titulado COJONES DUROS:

... Y en especial tener cojones duros,
para no sentir miedo de perderse,
para el delirio de apostar con fe,
para adentrarse solo en tierra extraña,
para el forzorso puerto del fracaso.
Una fuerza moral.
Consiste en eso:
Una fuerza moral contra el destino.



¿Qué hacer con las desilusiones fruto de unas expectativas no resueltas, no bien encaminadas? Dar esperanzas a lugares donde no hay márgenes de actuación, preservar deseos dentro del juego perdido, el reto de soñar con el cántico de la sirena. Dar palabras y no temblar. La resistencia del cuerpo y la fragilidad del corazón me avisarán y me ayudarán a salvarme. Procurar conservar la esperanza honesta que encontramos entre pasión y favor, sin sentir que cuando perdemos canciones, cuando cambiamos de cuerpo por la noche, nos vamos perdiendo a nosotros mismos.

Buscaré la niebla que se esconde bajo las piedras, el simulacro de orden, lejos de los peligros seductores e insistentes de unos versos. Aplicaré la fuerza moral que requiere el cultivo de rosas. Dibujaré círculos en la arena en pos de la belleza.

jueves, 13 de mayo de 2010

Trágico

"Jesús, eres un trágico. Te falta cinismo. Sobrevaloras la sinceridad." Así se despachó esta tarde L, después de hablar de nuestros órdenes y rutinas emocionales. ¡Que me falta cinismo! ¡A mí, que vivo la frugacidad! Acaso no le pareceré lo suficiente excéntrico y mis diatribas le sean puramente banales. En lo trágico le tengo que dar la razón, pues últimamente parezco uno de los personajes de Eurípides, en concreto Medea, abandonada por su marido y arrastrando el carro con los cadáveres de sus hijos.




Poco a poco, hablamos de la moral, ya que el amor puede deformar la moral, por sólida y dura que la creamos. Me dice que el amor es la cosa más idiota que tenemos, pero también la más importante. Por eso nos cuesta entenderlo. Me explica su experiencia con su "último chico" y concluye que la historia de amor perfecta no existe, es una mentira. Me dice que cuando se acaba con un chico, ella hace borrón y cuenta nueva, haciendo un gesto soez con las manos. "Jesús, imagina que el amor de tu vida se esconde bajo tres millones de piedras. ¿Puede haber algo peor? Pues sí, que viva en un rinconcito de tu corazón y no quiera saber nada de ti". Su intento de aconsejarme tira por el suelo mi ánimo, y me pongo trágico. Pero admiro su capacidad de regenerarse.

"Tu obsesión por la verdad, por tenerlo todo controlado, la tensión que creas pensando en cosas sin importancia, no te permiten disfrutar de lo poco que puedas tener". Hablamos del YO sexual de Freud. "Debemos vivirlo, sacarlo más a relucir".

Cuando encare la situación (muy pronto), cuando me ponga cara a cara con el tiempo, cuando me plante ante el abismo y me precipite, espero dejar la tragedia a un lado y armarme de cinismo. Mi miedo es que se llegue a abrir el suelo y no encontrar el asidero. Pero sé que esa hipotética caída me enseñará a convivir conmigo.

domingo, 9 de mayo de 2010

sin desprecios

Dice Baudelaire “No tienes el derecho de despreciar el presente”. Hoy me he dedicado el día para mí. Después del toque de atención que me dio la mente con la ansiedad, decido aparcarlo todo y estar conmigo. Así pues, he salido a dar un paseo por la playa (el sol siempre ayuda a cargar pilas), he estado viendo una película en mi sofá (hacía mucho tiempo que no lo hacía. He evitado cosas que me hiciesen pensar) y me he regalado una tarrina de helado. He intentado hacer una siesta y he visitado a mi hermana para que me invitase a un café. Todo sin pensar en nada. Sólo disfrutando de lo que sucedía en esos momentos. La falta de costumbre hacía que a veces se me fuese la cabeza a otras partes, pero en cuanto pasaba la redireccionaba al instante presente.



A veces nos sentimos atados por recuerdos, por emociones, sensaciones y otras tantas cuerdas subjetivas. En otros momentos, son las proyecciones las que nos lanzan, como proyectiles, hacia las frustraciones. En esos momentos, me gustaría decirle al corazón "¡No corras!", ordenarle que se apague o empiece a arder, según la situación. Pero los movimientos del músculo son involuntarios y nada puede hacer mi deseo de mecerlos.

Mi aprendizaje final de hoy fue que mi pensamiento es quien me trae y me lleva, impulsa y frena, derriba y eleva, ata y desata, ala y ancla, mima y mata cada rosa que aparece en los tallos de mi vida. Hoy me disculpo ante mi y acepto el presente, mientras obligo al hielo, mi melosa envoltura, a evaporarse con los rayos del sol.

viernes, 7 de mayo de 2010

SAGNA EL NAS

No hi ha cap novetat a sagnar pel nas. Forma part de la rutina de cada matí: despertador, llum i mocador. Quan obro els ulls a l'habitació sura una intensa olor de pluja, de pell humida per una borrasca. No hi ha descans cremant a les parpelles desprès d'una llarga nit de somnis bàrbars. S'escolta el ressò de la tendresa cridant al cor, demanant clemència des de les artèries on ha quedat deturada pel colapse emocional.

Desperto arrecerat pel record breu d'una abraçada de comiat, de la darrer conversa que tinguèrem quan ens vessava el desig per la mirada. I és en aquell carrer, copsats pel mur de la carn, que el nas em torna a sagnar, com cicatriu del cop, com si cada nit tornés a obrir-se quan continc les paraules.

lunes, 3 de mayo de 2010

CARNICERÍA

Esta tarde estuve en la carnicería comprando algo para hacerme la cena. Últimamente me cuesta mucho elegir el tipo de carne que me apetece (y no me interpretéis mal). Al final me decanté por unos filetes de pechuga de pollo. Me ayudarán a mantener la línea y a la vez me sentarán bien. Y estaba mirando cómo cortaba la pechuga el carnicero cuando entraron dos adolescentes de unos veinte años. Por lo que iban hablando, entendí que uno de ellos había roto con su "novia" (Ahora no sé si llegaron a usar esa palabra). El amigo le intentaba consolar, diciendo lo típico: "Que si no te convenía, no te preocupes..." Hasta que el afligido dijo que aquella era la buena, la verdadera y se había equivocado.

Por un momento dejé de mirar mi pechuga de pollo, para fijarme en esos chicos. Y de golpe... zas! El amigo le suelta: "No te preocupes tío. No tendrás la puta suerte de morirte solo. Seguro que encontrarás la tía que te destroce la vida". Las piernas me han temblado. Precisamente ahora, que empezaba a remontar, que recupero el romanticismo... Y me doy de bruces en el suelo.



No hace mucho alguien me dijo que haga lo que haga, siempre habrá una mujer por medio. En su momento me gustó la frase. Hoy, en otro contexto, me resultó una losa. AL final, cogí mi pechuga y salí de la carnicería pensando si realmente me destrozarán la vida algún día. Es más, cada vez que coma pechuga pensaré: "No tendrás la puta suerte de morirte solo".

domingo, 2 de mayo de 2010

El giro de la peonza

El mundo ha girado y yo siento que me he quedado en la misma posición, en el mismo lugar, antes de que aparecieran todas esas personas que hoy me habitan. Últimamente he vuelto a pasear por los rincones de nuestra ciudad, lugares donde alguna vez me besaron por caridad. Recuerdo lo que antes empezaba a pensar. Evoco fotografías de días y noches. En esos momentos hubo razones para esperar algo más que el relleno de unos espacios vacios. Dijeron que amaban, pero sentí como se alejaban. Recuerdo las conversaciones, las palabras. Hoy existe un desierto entre aquellos días y los de hoy. Y en ese desierto, me encuentro sentado. Tal vez no fuese así, pero permanecen en mi memoria.


sábado, 1 de mayo de 2010

LA IMPARCIALIDAD DEL CORAZÓN

He empezado mi pequeña escalada al monte "Primavera". Armonizo con el universo de las emociones, las sensaciones y las razones, encontrando exuberancia, plenitud, ternura, paciencia... Poco a poco voy digiriendo la astenia primaveral. Pero tras una pequeña reflexión, me doy cuenta de que no era tanto el polen y el sol, como mi absorción de los gestos y las palabras de los demás. Me explico. Las personas me entran por el corazón y me generan unas contracciones pavorosas. No es lo mismo una palabra escrita en un libro o en un diario, a esa misma palabra dicha por alguien a quién quiero. Cuando alguien a quien quiero (cualquiera a quien aprecio) dice algo pierdo toda la imparcialidad y me cuesta mucho defenderme. Acabo justificando cosas absurdas, y me martirizo por pensar que soy terriblemente manipulable. ¡Yo, que me consideraba una persona con criterio propio! Tal vez de ahí que lea tanto o me esconda tras la máscara teatral.



Siempre me han atraído más los rasgos como la creatividad artística, el sentido del humor, la fuerza de la argumentación rigurosa y científica o una sarta de historias bien contadas y llenas de ingenio y de imaginación. Me decanto por la creatividad y el discurso bien construido. Pero una vez las personas me entran en el corazón, polarizo gran parte de mis preferencias, y además con contundencia. Habrá quien me diga que es la testosterona o la eclosión del deseo o la unidimensionalidad de la tarea en la que me centro (como hombre con las neuronas bloqueadas). Pero creo que son los intercambios afectivos y la imparcialidad que me gobierna.




Todo lo que hacemos, lo hacemos para nosotros. Lo condenable no es que no sepamos sacrificarnos por los demás, sino que no nos sacrifiquemos por uno mismo. Lo que me destruye es que ponga a los demás de excusa, ser tan cobarde como para no aceptar que mis actos no son para mi. Se trata de esa responsabilidad con uno mismo y sus emociones, sensaciones y razones. No cerraré mi alma a nadie, pero intentaré ser más objetivo. No aceptaré las necesidades que me crean los demás, sólo por el hecho de sentirme acompañado.