Tal vez un análisis de mi estructura molecular ayudaría a explicar mis cambios de humor. No quiero decir que esté sufriendo altibajos de manera exagerada. tampoco es que esté variando emociones como si de una montaña rusa se tratase y al azar. Todo tiene una expliacción.
Últimamente siento como si lanzase todos mis actos al tiempo. En ese momento empiezan a expandirse todas las ideas y sensaciones, se estiran como un chicle sin sabor, y emana de ellos, a priori, una perspectiva de ingravidez. Es como si hubiese entrado en una especie de movilismo universal (Anaximandro), en la dinámica eterna del retorno y el devenir. Y auque sé que forma parte de la misma vida, me entristece y se me hace pesado.
Me encuentro en el intervalo de un movimiento, que todavía no sé cómo acabará. Y tal vez, me tiene perdido, porque no sé dónde comenzó. Y lo más grave es que inicio y consecuencias se repiten de manera permanente, sin llegar a un final, que en el caso de llegar me llevaría de nuevo al inicio. (Hoy me río del Big Bang y del creacionismo).
Cada momento es nuevo en el seno del ciclo, y eternamente repetido. Pertenece intensamente al ser y al devenir. El Retorno es el aplomo, no de la totalidad, sino de cada uno de los momentos del ciclo. Me siento mareado con este ir y venir. Desequilibrado con tanto ciclo, fuerzas, identidades e infinitas muestras de estar en un lugar pero a la vez moverme. La fuerza es siempre la misma!
En definitiva, no me pasa nada grave, pero me está pasando. Tal vez sea fruto de la intensificación del sentimiento del equilibrio temporal. O como dirían otros: cansancio y ganas de vacaciones.