No se trata sólo de una herida que supure deseo, carnal e intangible, carnal e inmarcesible. Podrán lamerla irreverentemente las palabras y las efusiones literarias, pero no la disoldrán. Despliego el espíritu sobre la hendidura pronunciando el nombre de la flor. Debería omitir el placer solitario que inventa los rasgos del amor, mientras duermo al raso. Maldito poema repleto de fracasos, que mi cuerpo arrastra en la brumosa vida diaria.
1 comentario:
Para desear hay que tener la piel preparada.
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