¿Sabes cuánto cuesta el billete que conduce a la nada? Hay días en los que me siento un simple ropaje sin alma: flotando distante y presente. Pero mi claridad mental sigue deslumbrando a las propias emociones. A veces hay demasiado ruido en el ambiente, la bulla que nos hace distinguir los contornos de los demás. Durante otros días me mezclo de añoranza y aventura, como una lámpara de lava. ¿Sabes cuánto cuesta sentirse en la nada? Hay días que me siento desgastado, como un pañuelo de papel. Sin ganas de escribir o pensar, porque siento la piel demasiado usada.
Releo un poemario de Martí i pol. Me encanta toparme con sus imágenes, tan liberadoras. Compruebo que con sus versos me siento mejor, que las fisuras siempre acaban cerrando. Aunque existan los círculos abiertos.
El tamaño de mis emociones no importa. Como tampoco importa llegar entero a casa o tomar té a las cinco de la tarde. Las huidas son complicadas. Pero por suerte, siempre aparecen compañeros y compañeras de viaje, que con guiños desde las sombras acostumbran a pintar sonrisas en nuestra espalda.
"Ahora te escribo, ya ves, para decirte apenas
que todo es como antes, que nada cambia
en el fondo si no lo tocamos nosotros,
que sólo nos atañe este silencio
compartido, y el riesgo de creer y crecer
como árboles aislados que une, a ratos,
un mismo viento o una misma lluvia."
Hoy observé a mi padre mientras leía el diario. Hubo un poco de todo: añoranza, risa, sueño, aniversario, frío y un enorme cariño.
2 comentarios:
transmite serenidad.
m'has creat una mena d'angoixa llegint, més encara escoltant els talls de só, és com si alguna cosa no anàs bé, esper equivocar-me i si no ajudar-te a païr aquest pas una vegada més
una forta abraçada
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