miércoles, 29 de diciembre de 2010

EL VACÍO

Para todas las religiones místicas es imprescindible que aparezca la noción del vacío. Para entrar en contacto con lo absoluto se necesita una mente vacía y pura. San Juan de la Cruz, uno de mis místicos preferidos, nos dice que para recorrer el camino hacia la liberación del espíritu necesitamos de la poesía. Mística y poesía hacen posible que el vacío se manifieste como la presencia integrada en lo real. El vacío se convierte en el el espacio de convergencia en que todo se unifica y se hace posible.

El vacío nos llena de receptividad, por encima de limitaciones y condicionamientos, tocamos lo trascendente. Con esta transición en el vacío se abre la posibillidad de decir lo sagrado, de volver a nombrar lo divino. Y no hablo de una divinidad sobrehumana, sino de la divinidad corpórea que nos acompaña. El vacío entendido como la apertura a algo, la ausencia que se debe llenar. Es desde esta postura que leo el Cántico espiritual de San Juan: Desde el deseo engendrado por la ausencia.

¿A dónde te escondiste,
amado, y me dexaste con gemido?
Como el ciervo huiste
habiéndome herido;
salí tras ti clamando, y era ido



Releo el canto, la amada negada en busca de lo que le falta, la invisible presencia que ahonda e ilumina. Este vacío de presencia apunta hacia lo posible, es un movimiento que no se interrumpe. Me fascina como San Juan busca en el poema el espacio abierto y libre del vacío creador. Me fascinan los aspectos de su vacío: la carencia de objetos, la disposición para recibir o la libertad para obrar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

em sento buida avui...i el temps se'm fa etern...