Una de las cosas que no soporto, es cuando la gente tiende a aplicar un saber popular a mi situación. No soporto cuando, aplicando la generalización, me etiquetan o creen saber lo que me pasa. En el principio de La vida íntima, de Keyserling, (filósofo intuicionista) se dice algo muy extendido: “Lo más nefasto, desde el punto de vista del conocimiento, es la tendencia del hombre a generalizar”. Esta frase (es cierto que caemos en una paradoja, en una generalización) nos hace pensar en los peligros que encierran éstas. En educación, psicología y muchas otras disciplinas, se tiende a creer que una actuación, una acción por parte del sujeto (alumno), siempre es producto de una situación X. Sí el niño está muy nervioso, se dice que es hiperactivo, si está pensando en sus cosas tiene trastorno de atención, si está silencioso, tal vez sea una depresión... Así pues, estamos ante el riesgo de diagnosticar a personas con particularidades diferentes, como algo que no son. Y en la vida cotidiana, son mucho más potentes, más pendencieras.
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Este fin de semana salí a buscar espárragos por la playa, y desconecté del mundo. He quedado como nuevo.
2 comentarios:
O.o espárragos en la playa???? madre mía, si que ha cambiado la cosa desde que me fui no? jajajajaja mándame unos pocos!!! Por cierto, la tendencia a etiquetar puede ser porque la gente se siente mejor poniéndole nombre a las cosas, se sienten más inteligente o algo así, no sé. Tampoco quiero etiquetar este tipo de tendencia jajajajaja Pero una cosa te digo, jamás te dejes influir por lo que te diga la gente, siempre que no sean críticas constructivas. Cada uno conocemos nuestros más y nuestros menos, y la gente más cercana a nosotros son los que nos entienden, y eso es lo importante.
Los encontré en el camino que lleva a la torre.
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