Dasein es un término que en alemán combina las palabras «ser» (sein) y «ahí» (da), significando «existencia». Lo usan diferentes filósofos alemanes, como Hegel o Jaspers, pero sobre todo Heidegger para indicar el modo de existir propio del ser humano. El término de Dasein viene a significar bien que la existencia no se define sólo como rebasamiento que trasciende la realidad dada en dirección de la posibilidad, sino que este sobrepasamiento es siempre sobrepasamiento de algo, está siempre situado, está aquí. Existencia, Dasein, ser-en-el-mundo, son sinónimos. Los tres conceptos indican el hecho de que el hombre está «situado» de manera dinámica, es decir, en el modo del poder ser.
Heidegger en su libro “Ser y Tiempo” nos dice que hay un ser que se pregunta por el ser, y ese ser es el Ser-Ahí, el dasein, el hombre. La cuestión que se marca es ¿cómo viene al mundo la pregunta por el ser? ¿Por qué nos preguntamos por el ser? Y la respuesta viene a ser, que la pregunta por el ser existe porque hay un ser que se pregunta por un ser. Pero este dasein se encuentra arrojado al mundo, es un ser escupido sobre el mundo. No hay una conciencia que constituya el mundo y el mundo sea un objeto de la conciencia. Heidegger hace una filosofía existencial del ser-ahí, no del conocimiento. “El hombre es un SER al que le preocupa su SER”.
Todos en algún momento nos preguntamos por qué está todo ahí, por qué somos, y esto, según Heidegger nos da un lugar privilegiado, es decir, sin nosotros no habría pregunta por el ser, iluminamos a todas las cosas que son. El hombre se angustia por el ser, su ser y se pregunta por el ser. Somos un ser arrojado al mundo, caído, y ahí es cuando formulamos la pregunta. Una piedra no se pregunta por el ser, un plátano o un perro no se pregunta por el ser. El dasein que se pregunta por el SER es un ser desgarrado, angustiado, que siente la presencia de la nada, que sabe que va a morir, que tiene infinitas posibilidades en su futuro, pero en todas esas infinitas posibilidades está la posibilidad de morir.
Sé que me desvío un poco de la identidad que quiso darle Heidegger al ser-ahí, porque el ser-ahí viene marcado por otro factor, el tiempo. La existencia es antes del Yo, y el yo viene marcado por el tiempo. Lo que quería decir esta mañana de sábado es que el sentimiento de vulnerabilidad está presente en nuestra vida porque nos planteamos sobre la existencia misma. Y esa pregunta forma parte de nosotros. Hay quién no la siente en profundidad y quién intenta subirla a la superficie. El saber nos hace vulnerables, porque no podemos captar toda la complejidad humana ni apalabrar los misterios. Pero a la vez, nos da fuerza para seguir avanzando, porque se convierte en un escudo, una armilla, en un consuelo.
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