Cuando se habla de "estar en el mundo", lo problemático no es sólo el mundo, ni siquiera yo (que estoy en el mundo), sino también el sentido de ese "estar". Usamos constantemente el verbo para designar la "localización" de las cosas en el espacio. Decimos que Puig d'en Valls está en Ibiza, la mesa en la cocina o la libreta sobre la estantería. Esta designación se convierte en un problema si convertimos los objetos en sujetos gramaticales. Si me pregunto qué hace Puig d'en valls o la mesa o la libreta, tendremos que responder que no hacen nada, cuando en realidad no hacen nada más que estar.
A veces, inercialmente usamos el verbo "encontrarse" como expresión para el control del estar de las cosas, cuando en realidad sólo puede aplicarse a los hombres. La mesa no se encuentra, sin embargo Yo sí me encuentro, y es precisamente lo que "hago" cuando no hago más que estar. EL PROBLEMA DEL LENGUAJE hace que nuestro estar sea en algo o con algo. De alguna manera viene a reducir el "estar" al "Ser", a parte de asimilarlo con algo que no tiene mucho que ver. Obtura la comprensión del "vivir" como "estar viviendo".
Supongo que nuestra corporeidad tampoco ayuda mucho a entender el ESTAR. Mi cuerpo es una estructura de la que no puedo prescindir, haciendo que nuestra comprensión del "estar" esté condicionada por mi corporeidad (acontezco según mi cuerpo, me realizo en él).
2 comentarios:
Supongo que la sensibilidad del estar es algo que no se puede ir exigiendo así como así. Depende mucho de la dependencia corporal que tenga la otra persona. No todos son capaces de ver la esencia de los momentos.
Ya hemos hablado muchas veces que podemos estar sin necesidad de hacer, y creo que eso es lo importante. No le des muchas vueltas al tema, o acabarás volviendo a la idea de Dios.
en estos momentos ni soy ni me encuentro, menos mal que tu vas encontrando tu camino
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