martes, 12 de octubre de 2010

SALVÁNDOME DE MI

Hoy, parece que el día empatiza con mis sentimientos. Me siento en medio de un camino que no reconozco, a veces efímero y otras inaccesible. Escucho el agua, la lluvia, su ritmo inconmovible. Escucho como las escamas de los segundos se escurren hacia el suelo. Pienso "Cuando la lluvia cese, todavía tendré los zapatos mojados, de pasear por las calles desiertas, a pesar del paraguas". Y me viene a la memoria el día que me dijiste que te recordaba a una canción. De alguna manera reflejaba "impecable" (sin pecado) el aspecto de aquella melodía. Hubiese preferido que me comparases con una espesa y macerada noche de verano, o con la rota y fugaz luz de una verbena.

Supongo que soy un fruto de mi ansiedad, de sabor agrio, confuso. Me muerdo y me aborrezco. Soy mi propio fruto, pendiendo de una de mis ramas con desesperada ingravidez. Espero la llegada de la serpiente, para que me recuerde mi carácter prohibido en este jardín.

4 comentarios:

Lacuerda dijo...

un beso. Eres un sol de persona. Ánimo

Cenicienta dijo...

se'm segueix escapant alguna cosa...ànim, sortirem d'aquí

Dorothy dijo...

Tristíssim, però preciós.

oscar dijo...

Cuando salga el sol iremos de cañas y me contarás qué te está pasando chico triste.