La sociedad se está radicalizando tanto, que estamos perdiendo la capacidad de conmovernos; que no es la de salir de manifestación (como hace la iglesia “caritativamente”), sino la de sentir lo que el otro siente. Pero qué se puede esperar, si los que deberían ser ejemplo no lo son. Hace unos días el señor Ratzinger publicó una carta en la que mostraba su dolor por la falta de comprensión hacia ellos, pero él no lo siente hacia las miles de personas que condena con su dogmatismo medieval. Son los miles de excluidos por sus ideas, condenados al pecado por su forma de vivir. ¿No se da cuenta de lo hipócrita que es condenar por un lado el uso de los preservativos en África y, a la vez, querer proteger a los más pobres de las enfermedades? Y luego nos suelta una perla: “África está en peligro por culpa de los inmorales”. No me haga reír con sus involuciones, que es un tema serio. ¿O prefiere que le pregunte quienes son los inmorales?
Para Roma, la Tierra –centro inmóvil del Universo- vuelve a ser plana. Se acerca el regreso de la Inquisición. Pero por suerte, hay más compasión en las gentes que trabajan para ellos, que en su mismo núcleo duro. Por suerte, la infantería de la Iglesia, la que está en primera fila, marcha a un ritmo distinto al que quieren imponer los “sabios” (platónicos) de Roma. En 1968 este mismo señor escribió: “Aun por encima del Papa como expresión de la voluntad de la autoridad eclesiástica se halla la propia conciencia, a la que hay que obedecer la primera, si fuera necesario incluso en contra de lo que diga la autoridad eclesiástica”. ¿Lo recordará? Mi conciencia está tranquila. Incluso diría más; está más tranquila, desde que no me tomo en serio sus “culpabilidades”.
Para Roma, la Tierra –centro inmóvil del Universo- vuelve a ser plana. Se acerca el regreso de la Inquisición. Pero por suerte, hay más compasión en las gentes que trabajan para ellos, que en su mismo núcleo duro. Por suerte, la infantería de la Iglesia, la que está en primera fila, marcha a un ritmo distinto al que quieren imponer los “sabios” (platónicos) de Roma. En 1968 este mismo señor escribió: “Aun por encima del Papa como expresión de la voluntad de la autoridad eclesiástica se halla la propia conciencia, a la que hay que obedecer la primera, si fuera necesario incluso en contra de lo que diga la autoridad eclesiástica”. ¿Lo recordará? Mi conciencia está tranquila. Incluso diría más; está más tranquila, desde que no me tomo en serio sus “culpabilidades”.
3 comentarios:
Ya somos dos que pensamos igual.Prado
Es muy fácil hablar, pero luego se hace difícil aplicar lo que se dice. Lo que no me cabe en la cabeza es ¿por qué la Iglesia tiene tanto poder como para cuestionar el uso de preservativos en África? Igual creen que son los sabios universales y que aplican la moral "correcta", y como hay gente que no piensa igual (o no tiene las mismas creencias) ellos estan en lo cierto y los otros no. ¿Pero quiénes son ellos para decir lo que está bien y lo que está mal? Yo no tengo ningua creencia concreta; solo opino que nuestro comportamiento debe estar basado en el respeto y tolerancia a los demás. Pero claro, quizás el mundillo papal está basado en la intolerancia "yo te bendigo si eres cristiano, pero si no lo eres, ya te apañarás".
Conociendo tu pasado "eclesial", choca un poco leerte esta opinión, aunque la comparto contigo. Lo importante es el respeto, como dice Verónica. Es más, yo añado el sentido común. T.
Publicar un comentario