sábado, 23 de enero de 2010

mundo apetitoso

Bertolt Brecht pedía a los ciudadanos del futuro en un poema "que sepan juzgarnos con indulgencia por no haber sabido ir un poco más allá, por no dejar un mundo más apetitoso". Aunque cada día se legislan cosas que van hacia el sentido común, que miran de equilibrar las diferencias sociales, hay cosas que nos hacen creer que vivimos muchos siglos atrás:

- que los repartidores de butano tengan que subir pisos y pisos con una peligrosa bombona en la espalda. Recuerdo de los esclavos constructores de pirámides.


- que para reparar una fuga de agua, tengan que romper el asfalto de varias calles, dejando luego las cicatrices en el suelo.


Marx fue optimista y consideró que el enfrentamiento entre clases sociales antagónicas no era un destino absolutamente inevitable de la humanidad, antes bien, creyó que el propio hombre puede hacerse dueño de su destino y eliminar este antagonismo. Bergman, más pesimista, pero más realista, lo decía de otra manera: "La vida es una ininterrumpida e intermitente sucesión de problemas que sólo se agotan con la muerte."
Seguramente seguiremos encontrano numerosas situaciones de desequilibrio social, pero la más difícil es, como siempre, encontrar el equilibrio dentro de nosotros. Y a poder ser, antes de jugar la última partida de ajedrez.

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