Noche de estrenos. Comentarios agradecidos y estimados. Abrazos y saludos llenos de alegría y emoción. Cena eufórica. Primera reducción del grupo. Pequeña excursión por locales. Segunda reducción del grupo. Un hombre riega las calles. Veo un escenario en la Plaza del parque y subo a recitar uno de mis poemas, medio en broma, medio en serio.
Porto el teu nom tatuat a la boca,
estacionat com un record
que et troba a cada silenci.
De pronto me inunda la vergüenza. No hay casi nadie en la calle. Y pienso que no lo recito a quién quisiera.
4 comentarios:
A les que hi eram ens va encantar.
m'hauria agradat ser present, gaudir d'aquest moment, jo no hauria pogut pujar... una abraçada
Peoncita, nunca me has querido recitar uno de tus poemas. ¡Que envidia! Espero que no estuvieses borracho.
Jesús, todavía te lloran los ojos, cariño?
Es lo que tiene la cebolla...
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